La discriminación tiene que ser entendida como un sistema que beneficia a ciertas personas que se encuentran en un grupo comúnmente privilegiado. Esta discriminación se encuentra soportada normalmente por el sistema normativo dominante y por las estructuras del Estado. Esto quiere decir que existen grupos y comunidades que se encuentran fuera del sistema y que son comúnmente conceptualizados como personas que necesitan ayuda y que es necesario integrar o asimilar a la cultura dominante. Esta idea normalmente se traduce en prácticas de asimilación forzosa para pueblos y comunidades indígenas en México. En el campo de la comunicación, si bien han habido muchos avances desde los acuerdos de San Andrés, por ejemplo, la publicación de la reforma en materia de telecomunicaciones en el año de 2013, es necesario reconocer que siguen habiendo prácticas que no fomentan una política de la diferencia.